André Breton


SURREALISMO: Sustantivo, masculino. Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.

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El surrealismo no permite a aquellos que se entregan a él abandonarlo cuando mejor les plazca. Todo induce a creer que el surrealismo actúa sobre los espìritus tal como actúan los estupefacientes, al igual que estos crea cierto estado de necesidad y puede inducir al hombre a tremendas rebeliones.

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la imaginación es en si misma la única fautora de la realidad.

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Estoy plenamente dispuesto a reconocer que los locos son, en cierta medida, víctimas de la imaginación, en el sentido de que ésta les induce a quebrantar ciertas reglas, reglas cuya transgreción define la calidad de loco, y lo cual todo ser humano ha de procurar saber por su propio bien (...) Y, en realidad, las alucinaciones, las visiones, etcétera no son una fuente de placer despreciable (...) No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación.

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Es comprensible que el surrealismo no tema en adoptar el dogma de la rebelión absoluta, de la insumisión total, del sabotaje en toda regla, y que tenga sus esperanzas puestas únicamente en la violencia. El acto surrealista mas puro consiste en bajar a la calle, revólver en mano, y disparar al azar, mientras a uno le dejen, contra la multitud. Quien no haya tenido, por lo menos una vez el deseo de acabar de esta manera con el despreciable sistema de envilecimiento y cretinización imperante, merece un sitio entre la multitud, merece tener el vientre a tiro de revólver.

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Ignoro si es oportuno contestar aquí a las pueriles objeciones de aquellos que, fija su atención en las posibles conquistas del surrealismo en aquel ámbito poético en el que se proyectó en sus comienzos, se inquietan en ver que toma partido por la lucha social, y afirman que eso lo llevaría a la ruina. Esto no es mas que una indiscutible muestra de su pereza, o indirecta expresión de su deseo de limitarnos.